lunes, 13 de junio de 2011

Victoria

Tengo un gato triste y azul
que sabe que nadé entre tiburones.

Al fin encontré otra dulcísima espalda blanca
su maldición me trajo penurias, tristeza
alcohol, besos sin sabor
pero al final caí en unos ojos que me arrebataron completamente de su recuerdo

Las cejas tan negras tan sutiles
que resaltan sus gestos de gacela.
En sus labios delgados, pequeños
caben todas mis horas de angustia
todos mis excesos
y todos mis placeres.

Amo su mundo
porque es de un inmenso
de una primavera eterna
con horas de otoño romántico
de luna tremenda
de atardeceres memorables.

Un mundo que me encanta:
ordenado
lleno de conciencia
frágil
lleno de hermosura y palabras de consuelo.
Cielos de ternura
y mares apacibles de olas de sonrisa
ese mundo parece alumbrado hasta por la noche.

Amo su cuerpo
la suerte de ser poeta al fin valió la pena
al meditar sobre su largo y lacio cabello
tanto la busqué.....
Absorto frente a la taza de café
acaricio a mi gato amarillo juguetón
mientras los peces detrás del espejo son delfines en un acuario inefable.