lunes, 20 de junio de 2011

El amor no toca a la puerta, el deseo sí.

Por más que se alejó Xavier no estuvo solo. Él no lo imaginó pero María ya había pensado en él desde el piso de arriba. Ella sola, él solo.

El amor no toca a la puerta, el deseo sí. Fue alrededor de la medianoche y como dice la canción ella no quería dormir sola.
Lo demás es estadística, de un sábado en sus primeras horas, una pareja más en la Ciudad de México tocándose, gozando, escapando de la soledad y la cotidianidad.

Xavier entiende y comprende que María se fijó en él por verlo cotidianamente. No por ser un triatleta o un escritor, o un oficinista, o un actor amateur. Por más que trate de ser, aparentar o demostrar eso no le importó a ella.
Debería de no importarle y no tomarse tantas cosas tan en serio.