martes, 6 de abril de 2010

Entrenar en un panteón


He leído desde hace 4 años mucho de brujería y esoterismo, el último fue “Dónde cruzan los brujos” de Taisha Avelar. Soy fan de Jodorowsky y creo firmemente en que el mundo y el universo la energía no se crea ni se destruye; sólo se transforma.
La decisión la tomé, luego la emoción me desbordaba, impaciente esperaba estar ahí arriba y empezar a entrenar. El lugar a unos metros de mi casa. El panteón jardín. Por las noches desde otro punto de altura paralelo, se mira hermoso, misterioso, impenetrable, arboles enormes que reciben la luz lunar y se mecen con las nubes nocturnas que hacen un espectáculo digno de brujas, duendes, gnomos, extraterrestres y almas que brillan como la Luna. Todo eso por encima de mi casa!!!!

Entrenamiento de altura, deseaba que no hubiera tantas cuestas arriba y tantos descensos, no quiero lesionarme, esforzar tanto a mis piernas. y lo que descubrí fue un buen lugar para entrenar. Lo primero que me desconcertó fueron los olores. Olor a leña, olor a madera quemada, a flores muertas y a provincia; a pueblo mágico. Empecé a trotar desconfiado y percibía tanta energía!!!!. Estoy acostumbrado a estar solo. No me espanta la soledad, es más me siento mucho más cómodo así que entre la gente. Pero ahí no estaba solo. El aire es más denso y el sentimiento de soledad es estremecedor en momentos. Pero es una soledad diferente, no sé; es energía.

De verdad no es que yo quiera profanar un sitio sagrado. pero no tengo opción (por el momento). Me cuentan que en la mañana asiste un grupo pequeño de corredores así que es un territorio ya probado. Me quedo con la llegada del rojo al cielo, con los arboles enormes en la avenida de los muertos, con las camas de piedra, sus querubines, sus flores. También hay un punto donde se domina la ciudad de México, desde las alturas y se ve la población desmedida, la mancha urbana, el descontrol en la urbanización.
Toda mi hora de entrenamiento estuve en soledad, siempre aferrado a mi ser. Unos cuatro panteoneros, y siempre corriendo por las avenidas y veredas respetando el sueño de los muertos.

Ya en la noche después de ver animadamente televisión creo estaba sugestionado y los ruidos de la noche los escuchaba precisos y cercanos. Mucha agitación. me despertaba constantemente, estaba colérico, confundido, raro y me decía: ¡Si sigues así mañana no vas y se acabo!… Recuerdo que “El doble” resiente lo que no se ve. percibe, atrae, rechaza.
Al rato estaré ahí otra vez y creo que ya empezaré a dominar el ambiente y las situaciones.