lunes, 2 de abril de 2012

DEL ÀNGEL A JILOTEPEC (MAS DE CIEN KILOMETROS)

Dedicado a la bonita que al bajar del autobús volteó a verme.




Iba parchado, iba temeroso… sabía que no llevaba cámaras de repuesto. Todo por confiar en el mecánico malhechote que le pagué para que me las consiguiera,. Total que al pasar ya la caseta y un kilometro después de Coyotepec vi un piedrita, la pasé con la llanta delantera y temí lo peor, LO SABIA!!!!! No la pude evitar y cuando pasé con la llanta de atrás (la parchada) pues que me desinflo. Sabía que nadie me podía ayudar, otro ciclista seguramente me hubiera regalado una cámara de repuesto. Pero mi ring no es muy convencional entonces NADIE traería una cámara para mi tipo de llanta. Y ¿si la parchaba otra vez?.. No quería saber más de PARCHADAS, seguramente más adelante me volvería a suceder, ya iba muy mal esa cámara. Iba muy decepcionado, enojado, desilusionado. Algunos ciclistas muy amables y solidarios me preguntaban si estaba bien... yo les decía que si, que siguieran que YO hasta ahí llegaba.. Tomaría un autobús a un kilometro en Coyotepec y me regresaría muy enojado, tan solo había transcurrido 1 hora 50 minutos y yo estaba entero. Me encontré a otro ciclista que estaba en el acotamiento cambiando una llanta. Me dijo que la parchàramos, me dio ánimos y me dije. O.K. LO INTENTARE. Pero el problema era PEOR. Se había botado el pivote. Ya no había remedio. Entonces me dijo que en Coyotepec cerca había un taller de bicicletas que ahí tal vez habría cámaras para mi bici.. Fui. Caminé con mi “princesa” (bici) y di con el Taller. El maestro mecánico resulto ser mi salvación. TENÌA CAMARAS DEL TAMAÑO DE MI LLANTA!!! Era un buenazo, dominaba su oficio y era muy amable. Me llevé otra cámara de refacción y seguí con mi camino a Querétaro. Llevaba 45 minutos de atraso. Empecé a rodar en solitario por la carretera.. Me sentía bien aunque en tramos de la carretera me sentía muy vulnerable… empezó a llover y ya no tenia ánimos de continuar, en el kilometro 84 encontré a un grupo que habían decidido parar y regresar al DF. Yo decidí establecer mi meta en la central de autobuses de Jilotepec. A diez kilómetros de donde los encontré. Sabía que no tenía la preparación, ni el recorrido, ni la experiencia, ni los cientos de kilómetros en las piernas para terminar en Querétaro… Me falta, me falta..

Terminé satisfecho conmigo, me fui a medir y sé que estoy a muy pocas semanas de emprender retos tan ambiciosos y demandantes como el de Querétaro.
Lo que pasó con mi llanta. Me hizo reflexionar.. Pasó el accidente cerca, pensaba que sería muy raro encontrar ahí; precisamente ahí, la llanta que no había encontrado ni en la tienda-boutique especializada en ciclismo que esta en Santa Fe. ¡Mira donde fui a encontrarla!.. Esa piedrita desde que la vi supe que era para mí, me estaba esperando y que me detuvo por algo.
Si así fuera, si así sucediera con mi vida sentimental, con mis deseos de ternura, de pasión carnal.. Que la vida me llevara, me arrastrara , me aventara, me pusiera cerca de una que haga temblar a mis miedos, una que destruya mis laberintos para que pudiera andar mejor.. Alguien que me encantara, que me maravillara su forma de ser, sus modos, su forma de mirar, su voz.. Si la vida me pusiera ahí… lo aprovecharía.. Me muevo constantemente y NO… NO HA SUCEDIDO…


Ciclistas refugiandose de la lluvia



Barbacha en Jilotepec




Mi nùmero

La cita a las 7. Mi cuerpo sabìa que en realidad eran las seis de la mañna

Así me siento, estoy cansado