miércoles, 18 de abril de 2012

Concierto para Maru

Me divertí mucho escuchando guitarrazos y buenas voces en la sala de concierto “Silvestre Revueltas” Fui a escuchar música, a deleitarme, fui a abrir los sentidos…

No fui a un evento de los que a la mayoría le gusta, el acto social de amontonarse, aglutinarse, convertirse en el monstruo de mil cabezas, (la borregada pues) donde la mayoría de las veces lo que menos importa es ESCUCHAR la fidelidad del audio, ya ni digamos de la calidad y ejecución de los músicos; en esos eventos lo que importa es ser MASA.

Yo fui a escuchar lirica, retórica, letras elaboradas, preciosistas o simples y directas pero contundentes. Con los años Toussaint, Briseño y López suenan mucho mejor que en sus discos ya de otro siglo y de otro México. A Alfonso Andrè lo escuché con mucho más aplomo y dominio que el día de la presentación de su disco en el Voilà.

Una tarde de rock, de blues, de jazz, de música elaborada, inteligente y muy chida.


El rockero pazon, grandote, pelón, en pants, camiseta de algodón y tenis me
demostró que en el Rock se busca más PARECER que SER. Ese tipo traía toda la actitud del Rock.

Mi abuelita se quedó dormida.. Pero antes de eso me hizo feliz porque yo gritaba “UUUUUUU” y ella me seguía con un leve pero sincero y emocionado “uuuuuuuuuu”.
El rock no envejece… El cuero es el que se arruga nada más… (se lo escuché a Alex Lora)

Que viva el rock en vivo y en directo.