Cuando era niño, en la escuela primaria se convocó a participar en una olimpiada escolar. Así como en un capitulo de los Simpsons . llegué y ya no había inscripciones para Soccer, ni para atletismo, 100 metros o 200 metros, relevos…nada. Bueno sí.. LANZAMIENTO DE BALA..ok.. el chiste era asistir. Recuerdo pocas cosas, pocas escenas: La competencia. Yo chaparrito, menudito, morenito..ja,ja.. Y lancé la bala a una distancia irrisoria. Mis rivales eran a mi parecer de ese tiempo unos mastodontes y mastodontas. Recuerdo lo bien que me sentía en el estadio deportivo viendo las otras pruebas. Recuerdo el regreso en el autobús con los compañeritos medallistas y populares. Recuerdo que era apartado y solitario desde entonces (más no enigmático).
Muchos años después, ahora en el tiempo presente estoy por experimentar la prueba del triatlón. No me bastó el maratón, no me conformé con nadar los fines de semana, no tuve suficiente con los largos recorridos en bicicleta. El triatlón tiene algo de heroico (la vida misma está llena de heroísmo)… Sentir…sentir..sentir
