martes, 27 de septiembre de 2011

27 DE SEPTIEMBRE NO SE OLVIDA





Zepeda, ese chico de segundo C que fue novio oficial de Tania la niña más bonita de una secundaria de Tacubaya.
Zepeda me enseñó lo que es políticamente correcto. Lo que son las apariencias.
Supe que no tendría ninguna oportunidad con Tania y por eso dejé de adorar su linda cara, su precioso cabello, su uniforme de colegiala, sus calcetas de un blanco virginal.

Un día que sí pasó a la historia, ella estaba sentada al lado, no recuerdo que clase teníamos en ese momento, pero era aburridísima no hay duda. Tal vez estaba escribiendo algo o dibujando y un papelito se estrelló en mi cara que divagaba en la hoja de papel. Vi a Tania sonriente, no le di importancia y volví a dibujar o escribir. Otro papelito se estrelló con mejor colocación que el anterior. La miré, sonreía. Está vez me pareció verla como nunca la había visto, una mirada única, nueva, especial, sólo para mí. Entonces hice lo que cualquier jovencito de 13 años haría:

Le lancé muchos papelitos.

Muchos años después la encontré en un edificio, tomábamos un curso. Bendije mi suerte de reencontrarla y verla nuevamente. Un día de camino al salón la vi sentada en las escaleras de emergencia que daban hacia la avenida Insurgentes. Me senté a su lado y platicando vimos la noche llegar y oscurecer todo. Era la hora de irnos. Tomamos el ascensor. ¡Dios mío! como me gustaba esa joven de 17 años. Se abrió el elevador en un sótano de estacionamiento, tomé su mano, salimos y la besé.

Ya en la esquina de avenida Álvaro Obregón seguí besándola.




Fue un 27 de septiembre de 1995 nunca lo voy a olvidar.