lunes, 10 de mayo de 2010

Yendo al cine solo El ladrón de bicicletas (Italia 1948)


Horacio y Oscar (Zabú y Chivocaballo) alguna vez me platicaron de lo maravilloso que era ver el futbol con Don Temo por los comentarios que hacía y como disfrutaba el futbol. Yo los conozco bien y sé que jamás volverán a gozar un partido de futbol frente al televisor sin él.
Mientras Yovani me hacia quesadillas de queso le dije “Yovas esta película la recomienda un crítico de cine de la televisión” Ese argumento no creo que la haya convencido si no el poder de la nostalgia, es una película en blanco y negro, con trajes (como dice ella que en sus tiempos todos los hombres usaban traje) Nos atrapo la película, yo le platique hasta donde ella no había visto. Se trata de un tipo que para poder comer su familia tuvo que empeñar su bicicleta, luego su esposa le
recriminó y abnegada lo comprendió y se deshicieron de unas cobijas al empeñarlas para desempeñar la bicicleta que resultaba ser clave porque era la oportunidad de un trabajo con el cual podían subsistir decorosamente… Yovani se sentó a mi lado y sobre la marcha salieron los comentarios, era para mí y para sus recuerdos un mundo raro, un mundo que estaba en la pantalla relatándonos una época que ya no tiene color, concordamos en muchas cosas, nos metimos a la película. Esa cinta no se convertirá en una de mis favoritas, es demasiada vida, es tan real que no hay cupo para la ficción.
Hay quienes tuvieron la suerte ver el futbol televisado con su padre o su abuelo. Yo tengo la fortuna de ver películas con mi abuela (También programas de chismes y “biográficos” pero aclaro y eso en eso si soy irreductible; telenovelas ¡No!)