lunes, 30 de julio de 2012

Crónicas Marcianas

"Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche." - Edgar Allan Poe

En camino al cerro donde entreno los fines de semana. Lugar bucólico dónde paso momentos magníficos al correr en la soledad, en la frescura, en la introspección. Antes de llegar a lo lejos vi unas luces brillantes, del mismo resplandor de la cruz gigante que corona el cerro. Reflejaban la luz. A la distancia pude contar 20 naves estáticas en el cielo. Del tamaño de una camioneta de carga. Una sola nave se movía. Voló cerca de la cruz, a un lado de la cruz. Las otras 20 naves seguían inmóviles en el cielo.






Maravillado ante tal visión, embelesado por el espectáculo luminoso. No quise tomar video hasta subir al cerro y verlos de cerca. Me concentré para comprobar que NO ESTABA SOÑANDO. Digo esto no se ve todos los días y si lo he soñado muchas veces. No llevaba cámara fotográfica, llevaba el ipod y este cuenta con cámara de video. Al aproximarme seguía viendo hacia el cielo. Al ir subiendo las escaleras rústicas e improvisadas de pronto DESAPARECIERON. ¡Que desilusión!


Todo lucía normal cuando llegué a la cima. Tomé video y el cielo no mostraba nada. Era una mañana de sábado preciosa y luminosa. Estaban 5 trabajadores de la construcción y un niño “chalán” como de 12 años.


-¿Vieron las luces? ¿No vieron las naves que estaban encima de ustedes? –
les pregunté-


- NO. estamos ocupados.-

No vieron NADA!!!! Encima de sus cabezas estaban objetos voladores no identificados y no de este planeta. Viéndolos a ellos!!! Se perdieron el espectáculo de sus vidas.


Así siguieron cargando cemento y cargando cosas.


Bajé del cerro y entrené 2 horas, no dejaba de mirar el cielo.
¡¡¡Pinches ovnis putos no se dejaron ver de cerca!!!

Tan-tan