jueves, 26 de enero de 2012

La chica del dragón tatuado



La primera vez que vi a ELENA me gustó su look; la sudadera con capucha para camuflajearse, ocultarse y desaparecer. Sus ojos profundos y enigmáticos como un misterioso lago velado de bruma y quietud. Su mirada de ese entonces era algo triste y con el tiempo se ha encargado de transformarla en sensual y coqueta. Elena es hermosa. Me encanta cuando se mete en el papel de femme fatale. Es actriz, es creativa y muy inteligente. Es astuta y tiene un sentido del humor acido y puntual pero es sociable y considerada.

A ROSARIO no la conocí; me fui a estampar en su mirada. Tiene unas pupilas espaciales, siderales, cósmicas. En su vestuario domina el color negro. Ella es pálida del color de la luna. No es agresiva en lo más mínimo.. Es sutil y linda, no es risueña pero es amable y cortes. No es dark aunque parezca una dark-light. A alguien que le guste la música de Bunbury no puede ser dark.
Me encanta en su chamara negra ajustada de piel y sus tennis vans. Ella saca partido a su carácter, hace de su simpatía y de sus buenos modos su originalidad. Cuando camina y la veo pasar, es como una hoja cayendo en el espacio, con esa cadencia, con ese mágico ritmo de la bendita gravedad.
Ayer al ver la película de la “La chica del dragón tatuado” recordaba a Elena y a Rosario.
Me imagino que al momento de besar a alguna de ellas ese beso se queda en el alma tatuado
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