viernes, 20 de mayo de 2011

Demasiado tarde




Al estar donde no debía estar. Al estar detrás de esa mujer, ver su melena, apretar sus caderas; recordé que Sara me ofreció sus caricias, deseo, entrega, pasión y creo que fue en serio y sin remilgos.

Al estar donde no debería estar. Acostado y desnudo con esa mujer; recordé las fotografías de Sara, los mensajes de texto en el teléfono móvil, sus cartas que leía a través de un monitor.

Al estar donde no quería estar. Sonreí porque me decidí por fin buscar a Sara.


Fue más o menos así:

Llegué y donde se suponía que estaría ella, no había más que una tierra árida e inhóspita, interminable. No había humedad, no había brisa de mar, es más siempre la imaginé como el mar. Tenía mucho miedo de que me causara daño, por eso no me acerqué ni siquiera a la orilla. A veces como a las voces del desierto la escuchaba llamarme, necesitarme, acompañarme…

Sé que me perdí de algo grande, de algo maravilloso al no conocerla en persona..
Pero estoy tranquilo porque siempre supe que la desilusión me iba a matar…
Ahora sin Sara, caminaré, andaré por ese desierto donde se suponía que ella estaría…

Creo y estoy seguro que de desilusión después de Sara no morirè.