miércoles, 18 de septiembre de 2013

Diablo de la guarda / hoy presentamos “la de lentes la pasada de moda la aburrida la intelectual”



Cuando ella llegue (aparezca) estoy casi seguro que me voy a emocionar, voy a volar de felicidad. Me verán volar por los pasillos, tendré una sonrisa, mis ojos tendrán un brillo, un resplandor, estaré lleno de luz y me veré muy guapo. También sé que el gusto me durará muy poquito tal vez menos de un mes.


Así me pasa, me ha pasado. A mí me llegan las cosas a destiempo, soy un desesperado lo sé. Por eso estoy seguro y consciente que ella jamás llegará.

Soy grosero, un tipejo engreído y fanfarrón, un patán egoísta. No voy a fiestas y difícilmente entablo una conversación con una chica.

Cuando la vi, algo me llamó la atención de “C” ; me sonrío. Aquí me agrada la historia. Porque no me gustó a primera vista, se me hizo curiosa, chistosa, rara.

Me dijeron su apodo, el cual me pareció el ideal, y estaba molesto y contrariado porque no se me ocurrió a mí primero, sólo diré que el apodo era el nombre de una niña que salía en la caricatura de Daniel el travieso: Una niña que usaba lentes y era fea.

Me gustaba mucho el apodo y así me refería a ella desde un principio (obvio sin que ella lo supiera). Iba a ver a mi amigo Billy y ella volteaba y se reía de mis stands comedies que hacía. Un día me vio con un libro, me preguntó cuál era y lo sostuvo en sus manos –se ve interesante- dijo, y en ese momento se lo regalé.

Al otro día platicamos. Y se me empezó a quitar lo idiota. Era una chica muy inteligente, como pocas.

Me platicó a quemarropa cosas de su vida muy intensas. Cosas que yo no le contaría a nadie. Ya no le decía como a la niña de “Daniel el travieso”, y ella leía mi poesía, y veía de inmediato las películas que le prestaba, me ponía atención.. Eso la hacía volverse más interesante y la empezaba a ver bonita. Vi sus ojos. –los tienes verdes- le dije.

De Betty la fea me he enamorado. Y yo seguía con mis estupideces. Hoy extraño sus ojos, extraño su suéter de un color celeste que me encantaba, una blusa negra que transparentaba sus hombros y brazos de color luna.

“C” es una chica muy valiosa, acepto que me gusta. La última vez que la vi, llevaba una blusa guinda preciosa.

Malditos estereotipos y prejuicios. “C” es muy bonita. Luego entendí porque aquí se ocultaba, porque se disfrazaba de Betty la fea, de Margaret de Daniel el travieso. Ella no estaba a gusto. La comparé con unas fotos de unos meses antes y el cambio era radical. Una “C” preciosa.

Vi su interior, juro que vi su ser y me agradó bastante.

Donde quiera que esté “C” sirva esto para recordarla por siempre.