martes, 27 de agosto de 2013

Maraton de la ciudad de México 2013 we can be heroes just for one day

Definitivo. Fue un maratón SALVAJE... todo un reto.....






Otra vez maravillado con la gente que apoyó en la ruta, que leyó mi nombre en mi número y me gritaban “Edgar” “vas bien” “vamos Edgar” “ya faltan dos kilómetros Edgar” . la gente que DA bolsitas de refresco, chocolates, plátanos, naranjas. Gracias a esa gente se pueden lograr las cosas de mejor manera. Gracias.




Soy un amargado.

Aquí las cosas que hicieron esta experiencia un poco ingrata. Aún así NO me quitaron el placer de haber estado ahí y vivirlo INTENSAMENTE.



• Gente que va PLATICANDO … Mejor váyanse a un parque!!!

• Los que se cruzan…. Se me dejaron ir de izquierda a derecha como 10 personas. Una estuvo de campeonato, sin más en diagonal se me deja ir y tienes que esforzar a las piernas por esquivar. Los que se atraviesan en los puntos de hidratación y no se fijan en quien viene detrás o a un lado.

• Los que avientan la bolsa de agua, los vasitos con polvo de gatorade. Así sin importar a quien mojas, a quien le pegas, a quien salpicas.

• Los que se detienen en seco. Así. Ya no quieren correr, ni trotar ni caminar, se detienen y les vale.

• Los adorables, ¡ADORADOS! que escupen a los lados.



El correr un maratón es eso. Es correr. Se trata en su naturaleza de llegar a la meta en el menor tiempo posible.

Por eso cuando vi un cartel promocional que decía.

Lo importante es llegar. NO IMPORTA EL TIEMPO.

Con razón tanta gente que no tenía más que esa referencia. Gente improvisada, que no ha pasado rigorosamente por cientos de kilómetros recorridos antes para llegar a un desafío como lo es un Maratón.

Un maratón exige respeto. Es una fiesta, por supuesto. Por eso tantos invitados al final resultaron colados.



Muy mal unir la meta con una distancia que no lleva el mismo recorrido. Al llegar al kilometro 41 cuando nos encontramos con los cientos de corredores del medio maratón. Uno lleva toda la chamba hecha, quieres culminar de la mejor manera y no se puede porque una masa humana detenía. Una ruta difícil, de subida por avenida Insurgentes.



Correr un maratón en la ciudad del ombligo del lago de la luna es mágico y encantador.



Adolorido y con las piernas cansadas, es doloroso bajar las escaleras. Pero como dice Frida “para que quiero piernas si tengo alas.” (o algo así)