A esa mujer no me gusta verla de frente, ni de perfil, no me gusta cuando se acerca por el pasillo, cuando me mira, lejana, desconocida.
Me encanta mirarla, su cabello, su cintura, su…(sí,también).
Solíamos escribirnos..Hasta que un día le apliqué la ley del hielo. Así de repente se me ocurrió, así de repente “si te vi ni me acuerdo”.
Nunca he de abolir esa ley y sonreírle. Nunca he de ir al cine con ella, nunca nada de nada.
Es un placer mirarla sin que se de cuenta. No ver sus ojos, su cara, sus labios y cuando toma vacaciones o yo tomo vacaciones… extraño su figura, su cabello, su ropa, su lejanía y algo me falta…
Por el miedo se le pone anima al cerro, voz al trueno, espíritu sagrado al ave..
Y si pasa de frente la vuelvo invisible…
No, a nadie quiero convencer
convencer de lo que sé
que predique el inseguro,
que predique el inseguro de su fe.