En camino al cerro donde entreno los fines de semana. Lugar bucólico dónde paso momentos magníficos al correr en la soledad, en la frescura, en la introspección. Antes de llegar a lo lejos vi unas luces brillantes, del mismo resplandor de la cruz gigante que corona el cerro. Reflejaban la luz. A la distancia pude contar 20 naves estáticas en el cielo. Del tamaño de una camioneta de carga. Una sola nave se movía. Voló cerca de la cruz, a un lado de la cruz. Las otras 20 naves seguían inmóviles en el cielo.
Maravillado ante tal visión, embelesado por el espectáculo luminoso. No quise tomar video hasta subir al cerro y verlos de cerca. Me concentré para comprobar que NO ESTABA SOÑANDO. Digo esto no se ve todos los días y si lo he soñado muchas veces. No llevaba cámara fotográfica, llevaba el ipod y este cuenta con cámara de video. Al aproximarme seguía viendo hacia el cielo. Al ir subiendo las escaleras rústicas e improvisadas de pronto DESAPARECIERON. ¡Que desilusión!
Todo lucía normal cuando llegué a la cima. Tomé video y el cielo no mostraba nada. Era una mañana de sábado preciosa y luminosa. Estaban 5 trabajadores de la construcción y un niño “chalán” como de 12 años.
-¿Vieron las luces? ¿No vieron las naves que estaban encima de ustedes? –les pregunté-
- NO. estamos ocupados.-
No vieron NADA!!!! Encima de sus cabezas estaban objetos voladores no identificados y no de este planeta. Viéndolos a ellos!!! Se perdieron el espectáculo de sus vidas.
Así siguieron cargando cemento y cargando cosas.
Bajé del cerro y entrené 2 horas, no dejaba de mirar el cielo.
¡¡¡Pinches ovnis putos no se dejaron ver de cerca!!!
Tan-tan